Las ráfagas de un amor.
Silencio discontinuo.
Algunos intentan pequeños movimientos.
Unos abren sus casas, otros sus corazones.
Fiesta de cumpleaños, comida, invitados y jardín rastrillado.
Al terminar el día insinúa su cabellera
Algunos almirantes mueren en la marina,
pasan días equivocados en la tierra y
el mar se les escapa cada mañana.
Algo se pierde en tus líneas
Quisiera protegerte.
Tengo marcas en todo el cuerpo,
los ojos se abren para llorar y
las manos para buscar peces.
sábado, 26 de abril de 2008
sábado, 19 de abril de 2008
Viernes 18-04-08 Aeroparque
Las jerarquías en un vuelo son aberrantes
Qué clase de hombre es éste?
Y a dónde pertenece?
Con sus zapatos azules de taco antiguo,
se cuelga una llave en su cuello y es rubia, la comandante.
Nosotros hemos pasado un día en espera,
rogando a los empleados que nos ayuden.
Y ellos comiendo de nosotros hasta pedir una soga para colgarse.
Afuera el humo ha cubierto la ciudad por completo.
Yo pensé que los pobres quemarían los campos
por el odio que sienten ante la abundancia de los ricos.
Pero no, son los mismos dueños de las hectáreas que nos fumigan,
mientras la presidenta de la nación sacude sus polleras
y allá en la reunión de reconciliación un vocero advierte
“el secretario no estaba invitado pero no se lo puede echar”.
Lucha cuerpo a cuerpo entre los gladiadores.
El problema es que todo esto no conduce a ninguna parte.
Lucha y efectos. Necesitamos un buen toro o una vaca
que se ponga a pastar, que rumee en nuestras cabezas
y nos asimile a un universo de estiércol y retoños,
retoños y abono, abono y menos prisa por terminar con el enemigo.
Los dineros de la pareja presidencial apestan y sus discursos
hieren cualquier sentido de realidad, madre.
Vida mía
Si pudiera te abofetearía cien veces.
Cien veces cien veces.
Hasta no tener fuerza, hasta sacarme ampollas en las manos.
Si pudiera no te lo diría, te lo daría por escrito en la pared de tu casa.
Estúpido, estúpido, estúpido para que lo leas y lo leas.
No siento compasión por nadie. A veces por mí. Pero trato de sacudirme.
Porque la literatura es asquerosa, el cine pornográfico y el teatro impotente.
Como la mayoría de los sucesos.
Tengo algunos santos. Estoicos, animistas y sensuales a su manera.
Viejos lobos y zorras que alinean mis sentimientos. La manada.
Me mantienen alerta, puedo abrirme un camino en la nieve.
Aullar o meter la cola entre las patas y desaparecer sobre el hielo.
Esa es mi destreza, querido. (El precio es inmenso.)
Qué clase de hombre es éste?
Y a dónde pertenece?
Con sus zapatos azules de taco antiguo,
se cuelga una llave en su cuello y es rubia, la comandante.
Nosotros hemos pasado un día en espera,
rogando a los empleados que nos ayuden.
Y ellos comiendo de nosotros hasta pedir una soga para colgarse.
Afuera el humo ha cubierto la ciudad por completo.
Yo pensé que los pobres quemarían los campos
por el odio que sienten ante la abundancia de los ricos.
Pero no, son los mismos dueños de las hectáreas que nos fumigan,
mientras la presidenta de la nación sacude sus polleras
y allá en la reunión de reconciliación un vocero advierte
“el secretario no estaba invitado pero no se lo puede echar”.
Lucha cuerpo a cuerpo entre los gladiadores.
El problema es que todo esto no conduce a ninguna parte.
Lucha y efectos. Necesitamos un buen toro o una vaca
que se ponga a pastar, que rumee en nuestras cabezas
y nos asimile a un universo de estiércol y retoños,
retoños y abono, abono y menos prisa por terminar con el enemigo.
Los dineros de la pareja presidencial apestan y sus discursos
hieren cualquier sentido de realidad, madre.
Vida mía
Si pudiera te abofetearía cien veces.
Cien veces cien veces.
Hasta no tener fuerza, hasta sacarme ampollas en las manos.
Si pudiera no te lo diría, te lo daría por escrito en la pared de tu casa.
Estúpido, estúpido, estúpido para que lo leas y lo leas.
No siento compasión por nadie. A veces por mí. Pero trato de sacudirme.
Porque la literatura es asquerosa, el cine pornográfico y el teatro impotente.
Como la mayoría de los sucesos.
Tengo algunos santos. Estoicos, animistas y sensuales a su manera.
Viejos lobos y zorras que alinean mis sentimientos. La manada.
Me mantienen alerta, puedo abrirme un camino en la nieve.
Aullar o meter la cola entre las patas y desaparecer sobre el hielo.
Esa es mi destreza, querido. (El precio es inmenso.)
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