martes, 14 de agosto de 2007

el hombre del que quiero hablarles

se acercó y me dijo,

" yo puedo repararlo todo,
puedo, si quiero, disecar una parte de mi cuerpo
y hacer que brille por encima de todo lo demás.

Pero le prometí a mi padre que no lloraría delante de ninguno.
yo le dije a mi padre esto soy."

Tenía una llave enorme e invisible. Iba a usarla tarde o temprano. Aunque, tal vez, me equivoque.

Happy days

Cuando Herrera conoció a Cross, sintió una atracción moderada pero repentina.
Cross tenía una forma particular de presentarse. Oscura, sensual y belicosa.
Cuando Cross hablaba no decía nada lo suficientemente claro ni brillante. Pero impactaba por su seguridad, como si estuviera siguiendo el hilo de algo que sólo él veía, y que por su tono dejaba la impresión de lo evidente. Además le gustaba exhibir su singularidad y oponerse a los pareceres que lo precedían. Cross era belicoso y soberbio, pero no sabía ser de otra forma y hacía muchos esfuerzos por ser quien era.

Cuando Herrera probó el horno de su nueva casa, después de haberse separado de Cross, depositó la asadera de vidrio azul sobre la parrilla de las hornallas y el vidrio explotó y se proyectó sobre su vientre, sin lastimarla. Herrera pensó que no era nada y que estaba lista para afrontar todas las pruebas por las que iba a tener que pasar.

Cuando Húsares conoció a Herrera, ella nadaba espalda en la pileta municipal y era otoño.
Cuando Herrera advirtió la mirada de ese hombre en el borde de la pileta, pensó que era un deportista y que tenía una bella espalda.
Húsares era redactor en un diario provincial. Un trabajo que no tenía ninguna importancia o casi.

lunes, 13 de agosto de 2007

demain de l'aube

Hay algo que tengo que hacer. Y no será fácil. Tengo que dejar a quien soy para ser otra cosa. La idea del tiempo me asalta. Los números me calman. Siempre ha sido así.

En la deriva, en la sucesión de la determinación, en la variación continua, en la oscilación y el vértigo, hay un deslizamiento hacia otra cosa.
Nada puede llegar de afuera. No habrá sorpresas. Al menos por un tiempo.
Entretanto disolver. Y sé que llevará años. Un ciclo quizás, seis o siete años. Pero la decisión ya me ha tomado por completo. Mañana partiré. Sin escepticismo, sin dudas y con pena por lo que ya no será.