viernes, 5 de diciembre de 2008

Voraz

Este niño se ha comido un plato lleno de dientes.
“Qué gustos aberrantes”, atina a decir una mujer mayor vestida como abuela.
“Tengo la infancia, la desnudez y el apetito a mi favor”, piensa el niño.
Sus ojos y sus encías brillan en la cocina muy limpia que los separa de la noche.


Muros
Atrás quedaron los revestimientos,
algunos adhesivos, pegamentos…
Los muros al desnudo
le provocan ganas de tirarse contra ellos
hasta rasparse y lastimarse la piel.
“He vivido en esta casa muchos años…”
Uno se pregunta qué guardan las paredes.
Nada.
Son las superficies las que nos devuelven
como parte del decorado imantado de una familia.

5 comentarios:

ladani dijo...

sole, recién veo tu comentario en mi blog, gracias, los tuyos están muy buenos, suelo pasar a ver qué nuevo le dejas al cyberespacio, y siempre salgo con una sonrisa de las visitas bloggeras...
besos grandes

Irene Presta dijo...

Soledad, me regalaron tu libro, y acá estoy, leyendo más sobre vos. Es fotográfico lo tuyo, me da esa fuerte impresión... veo las imágenes -duras- al leer. Te invito a que leas lo que escribo. Gracias!

Unknown dijo...

me encantó, muchas gracias!!
Gabriel

Unknown dijo...

me encantó, muchas gracias!!
Gabriel

Unknown dijo...

me encantó, muchas gracias!!
Gabriel